Primorosa aunque vetusta,
se yergue noble y altiva,
desafiando a los tiempos,
majestuosa, atractiva,
firme, fuerte, elegante
y austera, aún siendo rica.
Magnífico todo en ella,
siempre esbelta y bonita.
Durante siglos silente,
es testigo de la vida
de las gentes lebaniegas
trabajadoras, sencillas.
De todo lo que acontece
en las noches y los días..
Mucha paz y algunas guerras,
pero nada la derriba.
La Torre del Infantado,
esta hermosa maravilla
que aunque muda y discreta,
pone su sello a esta Villa.
Villa preciosa y galana,
Villa todo el año linda.
Del abrazo de dos ríos,
es testigo noche y día,
son sus vecinos cercanos,
-se alza entre sus orillas-
y se postran a sus plantas
para rendir pleitesía.
Deva y Quiviesa al unirse,
ofrecen sus melodías,
susurran dulces tonadas,
tal vez, idilio a escondidas
y declaman sus poemas...
¿Las preciosas serranillas?...
El murmullo de sus aguas
cual tierna nana, acaricia
y la Torre da el reflejo,
mostrándose agradecida.
Romance que dura siglos,
con arte, encanto y poesía.
Potes, perenne testigo
de esta belleza exquisita,
crece en torno a esta Torre
y su hermosura cobija,
ofreciendo a cada paso,
una vista que fascina.
La Torre del Infantado
es emblema en esta Villa,
conjunto maravilloso,
donde resalta exquisita.
Potes florece a sus pies,
con flores nuevas o antiguas,
pero todas dan su aroma,
que hacen la Villa, atractiva.
Siempre hemos admirado,
la Torre y la Villa unidas,
con entorno incomparable,
sin duda otra delicia.
El Monte Viorna al oeste,
de algunos vientos, le libra.
Los Picos, gigantes pétreos,
del frío septentrión alivian.
Ambos , marco incomparable
que dan realce a la Villa.
Son los regalos que ofrece
si alguien a ellas se aproxima.
Cierra los ojos y sueña,
piérdete por esta Villa,
por sus ríos y sus puentes,
por tantas calles bonitas,
por sus selectos rincones
con su belleza exquisita.
Si no precisas soñar
pues todo está ante tu vista,
disfruta de estas bellezas,
que nos regala la vida.
Al recordar desde lejos,
revivir con alegría.
Potes, corazón de Liébana,
tu amor siempre nos unía
a todos los lebaniegos
que admiramos tu valía.
Como madre, en tu regazo,
a todos nos acogías
y todos, cual buenos hijos,
cantamos tus maravillas.
El Marqués de Santillana,
compuso sus serranillas,
nosotros, humildes hijos,
sin su arte y sabiduría,
te ofrecemos nuestro amor,
lo mejor de nuestra vida,
con él, un pobre poema,
toda tu, musa y poesía.
El amor nos une a todos,
a nuestra tierra querida.
Potes , la niña mimada,
Potes, la niña bonita,
Liébana en ti se recrea
y ensalza tus maravillas,
no en vano eres el centro
de nuestra tierra bendita.