Escucho un leve susurro,
son chopos de la alameda
que a la vera del arrollo,
sus hojas, titilan, tiemblan
y ofrecen sutil concierto,
que sólo escuchan poetas
o amantes de la poesía,
o alguien con alma serena.
Acompañan al concierto,
rumor de agua que a piedras,
va cantando dulces notas
mientras acaricia y besa.
Los pájaros en las ramas,
se columpian y aletean.
Ponen voz a este concierto
que hace suspirar y eleva.
Ya ha llegado el verano,
los pajaritos ya vuelan,
como vuelan ilusiones,
sueños que el poeta sueña.
Tal vez recorten sus alas,
acaso volar no puedan
pues un cazador de versos
quiere escribir un poema.
Su alma ignora sentires,
sus ojos no hallan belleza,
por eso quieren plagiar,
lo escrito por los poetas.
Son cazadores de versos,
copian la música y letra,
mas su corazón no alcanza
a sentir como un poeta.
Serán poemas vacíos
si con amor no se preñan.
Paseando el mismo paseo,
viendo las mismas bellezas,
escuchando el bello canto
y el ruido de agua en las piedras,
más, no es sensible al amor,
de lo sutil, no se entera,
por esto pasa y no siente
lo que ofrece la alameda.