Es un remanso de paz,
ese bosque de mi pueblo.
Es tan grata sensación
cuando me hallo allí , dentro
que perdura en la memoria
y sólo con su recuerdo,
recobra mi alma la paz,
recobra mi alma el sosiego.
Hoy no me hallo a su lado,
estoy a distancia, lejos,
pero cierro bien mis ojos
y creo encontrarme dentro.
Allí, a la sombra en estío,
disfrutando del silencio
roto sólo por el canto
de algún distante jilguero
que entona dulces tonadas
y ofrece sutil concierto.
Todo es suave armonía,
todo relajante y bello.
Es paraíso en un mundo
que no sabe que tenemos
bucólicas maravillas
en este pobre universo.
Alguna nos da en obsequio
este bosque placentero.
¡ Silencio,que nadie grite,
Silencio, guardad silencio!
Sólo escuchemos a pájaros,
cual preludio de un concierto
que serena nuestras almas,
y nos regala el sosiego.
Esta mata de Campollo,
repleta de robles nuevos - unos 130 años-
que nacieron y han crecido
con admirable respeto
por quienes viven al lado,
o se acercan desde lejos,
son paraíso escondido,
hermoso vergel discreto
que no quiere desnudarse,
guarda un tesoro en secreto.
Comparto sus maravillas
en mis pobres pensamientos.
¡Silencio, esto es el edén,
bella antesala del cielo!