A veces algunos hechos,
dejan en el alma heridas.
No se aplicó buen remedio
por eso no cicatrizan.
Otros hieren nuestro cuerpo
y aunque existen medicinas,
no elegimos la adecuada
y más que curar, lastiman
En ambos casos hay males
que hacen daño de por vida.
Las cicatrices son huellas
profundas que nos fastidian.
Quedan si al ir caminando
se clava alguna espinita
y se infecta fácilmente
si no se lava y se limpia.
Algunas duras palabras,
son armas arrojadizas
cual flechas envenenadas,
causan dolor de agonía.
Alguien sufre consecuencias
de que otros tengan envidia.
y no se sabe el "por qué"
nos causan esas heridas.
Nos rebelamos buscando
las causas desconocidas
y no hallamos la respuesta
que alguien tiene escondida.
Sólo misteriosas sombras
mezcladas con las mentiras
y algunas medias verdades
que ya huelen a podridas.
No aplicamos lenitivos,
sufrimos y nada alivia.
Cuando observamos las perlas
tan irisadas y finas,
pocas veces recordamos
que salieron tras la herida
que una ostra padeció
y la invadió una arenita
que ella en vez de repudiar,
convirtió en perla tan linda.
Es una hermosa lección
de la ostra, ¡pobrecita!
No sé si las ostras aman,
pero es amor quien inspira
a volver el bien por mal
cuando alguien nos mortifica.
Sólo con AMOR podremos
cicatrizar las heridas
infectadas largo tiempo,
sólo AMOR es medicina.
El AMOR lleva al perdón
y quien perdona, olvida.
Quien olvida es cual la ostra
Quien olvida es cual la ostra
que regala perlas finas
y las perlas, ya sabemos,
son delicadas, bonitas,
suaves al tacto, amorosas,
por siempre, una delicia.
Estas hermosas lecciones
quiero aprender en la vida
y disfrutar siendo bálsamo
que cicatriza heridas.
que cicatriza heridas.