Naciste niña,
mujer,
capullo de rosa abriendo,
mas con finas espinitas
que pinchaban hacia dentro.
En el libro de la vida,
pronto ibas descubriendo,
que todos somos iguales
sin diferencia de sexo,
de razas y de culturas
de religiones o credos.
Observabas que
había humanos,
que se esfuerzan con empeño
en mantener privilegios,
poniendo a la mujer frenos.
Así a través de la Historia,
según lugar y momento.
En esto se ha
mejorado
con el correr de los tiempos.
Lo han ganado las mujeres
luchadoras, con talento
al servicio de ideales
que gestaron en sus sueños,
altruistas,
generosos,
utópicos y sinceros.
Son deseos de libertad,
intentando alzar el vuelo,
aspirando a lo
sublime,
luchan por un mundo nuevo.
No vuelan a las estrellas,
pisan firme en este suelo,
porque en su imaginación,
lo utópico dan por
hecho.
No quiero volar yo
sola,
únete a mis anhelos,
lucharemos todas juntas,
con los mismos sentimientos,
por los mismos ideales,
en los momentos adversos.
Cojamos timón, no anclas,
si es necesario rememos.
Si no escuchan las palabras,
actuaremos en silencio,
con la verdad, por justicia,
en libertad, por derecho.
Sembraremos
esperanzas,
los más nobles sentimientos,
si utopías o
realidades,
eso lo sabremos luego.
En la lucha por la
paz,
por un mundo justo y bueno,
como grandes
constructoras,
pondremos base,
cimientos.
Levantemos esta obra,
pensando en un mundo
nuevo.
Legaron sus esperanzas,
gestadas en bello sueño,
aunque ellas no lo
vivieran
muchas cosas consiguieron.
Fueron valientes mujeres,
nuestro cariño y
respeto.
Inteligentes, sencillas,
hoy, rutilantes luceros.
Nos dejaron sus
semillas,
nos dejaron surco abierto.
Compartieron con amor,
sus esperanzas y sueños.
Algunas fueron creyentes,
su guía fue el Evangelio.
Mujeres de nuestro siglo...
¿Podremos seguir su ejemplo?...