Palabras en libertad,
son profundos sentimientos
que afloran del interior
dándoles la voz, el eco,
o gráficamente expuestas,
si las vamos escribiendo.
¡Qué bien suenan las palabras,
expresión del pensamiento!
Se rezuma la ternura,
amor, alegría, miedo,
la bondad y la esperanza,
o el vil cinismo perverso.
Van naciendo las palabras,
marcadas con ese acento
que imprimen nuestros sentires,
al hablar cada momento,
o al dejarlas por escrito,
porque no las lleve el viento.
Son mi ser que se derrama,
mostrando lo que hay por dentro.
Son como el humo, aparece,
cuando se ha encendido un fuego.
Son mis sueños compartidos
que dejan de ser secretos.
Son testimonio directo,
de lo que siento y pienso.
Son letras siempre bailando,
con cierto arte y misterio.
Son bellas voces humanas,
cargadas de acentos bellos.
Son nobles si van henchidas,
de leales sentimientos.
Son dulces, suaves y tiernas,
si son de bondad aliento.
Son amorosas si nacen
de un amor puro, muy tierno.
Son verdaderas si brotan,
de un ser franco y sincero.
Son lo que cada uno quiera,
muestran el comportamiento,
de las personas que hablan
con sonidos, o en silencio,
porque también las escritas,
reúnen estos privilegios.
¡Qué bonitas las palabras!...
¡Qué misterioso el concepto!...
A veces dan alegrías,
otras fuertes sufrimientos,
según lo que nos transmitan
los que hablaron o escribieron.
Son las flechas de Cupido
o dardos con cruel veneno.
Pongamos en las palabras,
de nuestro ser, lo más bello.
Hagamos como las flores,
ellas dan aroma fresco.
Transmitamos las palabras,
con lo mejor que tenemos,
con la verdad, con amor,
cimientos de un mundo nuevo.