En esta quietud serena,
el mar parece un espejo.
¡Cómo riela en la bahía
el sol, al este saliendo!
¡Qué hermosura en este entorno,
de Santander, lo más bello!
En esta linda mañana,
respiro aroma de cielo.
El agua besa sus pies,
cada día con canto nuevo,
mecida por las corrientes,
acunada por los vientos.
Hoy todo era paz y calma,
con un suave movimiento.
Otros, leve ondulación,
con luz, destellos, reflejos
y cuando sopla el gran sur,
mirando desde el paseo,
parecen caballos blancos,
que van trotando y corriendo,
sobre las azules aguas
hipódromo marinero
que a imaginación seduce
y los sueños alzan vuelo.
¡Qué lindo poder soñar,
en este lugar de ensueño!
Es preciosa esta bahía,
en ella el mar casi quieto.
Era bravío en la costa,
donde toca mar abierto
y las juguetonas olas,
contra las rocas rompiendo,
con su fuerza y su bravura,
blanca espuma en movimiento,
tienen encanto especial,
rodeado de secretos.
Tanto este mar sosegado
o embravecido y violento,
nos ofrece unos encantos
que dan alas a los sueños.
Nos seduce, nos inspira,
afloran los sentimientos,
cada cual a su manera,
vive esto hacia dentro.
Si algunos no lo valoran,
sensiblemente están muertos.
¡Oh mar! eres poesía y musa
y yo, tu juglar modesto.
Acepta este pobre poema,
mi admiración por ti muestro.
Gracias mar por tus regalos,
para ti, mis pobres versos.
No son cual tu muy hermosos,
pero ofrezco lo que siento.