Arte, poesía y sueños,
si van con amor unidos,
serán preciosos poemas
que de un alma han salido,
engarzando con encanto
bellos versos muy genuinos.
Así nacen los poemas,
así nacen nuestros niños,
así nace lo importante,
hasta ese árbol florido,
hermoso en primavera
y en otoño frutos ricos.
Claro que el árbol no brota
de un alma que lo ha querido,
más con atentos cuidados
el árbol agradecido,
dará más que el cien por uno
a quien le prodiga mimos.
Los poemas son palabras
que con arte se han unido,
con belleza con cadencia,
anhelando lo infinito,
volando en alas del sueño,
a ese lugar elegido
donde fantasía y misterio,
al soñar vemos unidos.
Las más tiernas realidades,
superiores a lo dicho,
fundiendo amor con amor,
van resultando los niños.
Son lo mejor de este mundo,
son los tesoros genuinos,
son nuestro ser que perdura
y otros dones recibidos.
En ellos se une el amor,
la belleza y el cariño,
en especial si además,
los niños son nuestros hijos.
Indescriptibles regalos,
hermosos cual Dios los hizo
y los entrega a los padres
para amar como EL lo quiso.
No destruimos las flores,
no borramos poema escrito,
valoramos bellos sueños
y... ¿matamos a los niños?...
Algo se esta corrompiendo,
pues llega olor a podrido,
sangre en manos de quien mata
por dinero y por caprichos,
por falta de amor sincero
y sumisión a los vicios.
Ni las fieras y alimañas,
hacen eso con sus hijos,
sólo los seres... ¿Humanos?
matan a inocentes niños.
Hace falta mucho amor,
generoso, fuerte, limpio,
no influyentes propagandas,
de egoísmos sin sentido
que trastocan las ideas
emitiendo horribles juicios.
¿Hacia donde caminamos?
Sendero resbaladizo,
un abismo bordeando...
Caeremos al precipicio.
Mientras tanto, bellas flores
a lo largo del camino,
florecen y se marchitan
y yo en ellas ni me fijo.
Valoremos tres bellezas,
flores, poemas y niños.