Suelta el árbol hojas muertas
y al suelo caen sin vida.
Perdidas en la hojarasca,
pronto ya estarán podridas.
¿Dónde esta su exuberancia?...
¿Dónde está su lozanía?...
Todo lo que nace muere,
es su lección gratuita.
Después de invernal reposo
parece que resucitan
esos árboles hermosos
y las tiernas florecillas.
Tras un descanso obligado
la primavera florida.
Luego morirán las flores,
por darnos la fruta rica
se despojan de sus pompas,
ellas que eran tan bonitas.
Caminemos por el mundo
con la lección aprendida.
Todo lo que nace muere,
lo mismo que esta vida
que gozamos los humanos
y en unos años termina.
Dios, nuestro Creador eterno,
nos lo recuerda día a día,
con magistrales ejemplos
a recordarlo invita.
Después, hermoso vivir,
el cielo que no termina.
No somos hojas ni flores
que acaban siempre podridas.
El espíritu no muere,
muere un cuerpo que cobija.
La fe nos da esta esperanza,
alegría en nuestra vida.