Último beso del sol,
a estas cumbres lebaniegas,
cumbres doradas por él
que a estas horas colorea.
Abajo, valles en sombras,
hasta que mañana vuelva.
Casi dormidos, silentes,
su diario regreso esperan.
¡ Qué paz al anochecer!...
En las pequeñas aldeas
ahora tranquilos se duermen ,
ya el nuevo día los despierta
con renovada esperanza
y con una ilusión nueva!
El sol vuelve cada día,
cada día se le espera.
El rosicler de la aurora,
bello regalo nos deja.
Regalo del sol naciente,
regalo de gran belleza
que disfruta quien madruga
y ama a la naturaleza.
Crepúsculo siempre igual,
las cumbres lo diferencian.
El perfil del horizonte
en mis tierras lebaniegas,
cambia según desde donde,
con mucha atención se observa.
Mismo sol, mismos los Picos,
depende donde se vea
si en lo profundo del valle
o si a la altura te elevas.
Siempre hermoso es el crepúsculo,
el matutino contempla
quien madruga y es amante
del alba y tanta belleza.
El vespertino da paz
a quien la paz ya tuviera,
a quien se admira esperando,
sueño en la noche serena.
Hermosas cumbres doradas
por el sol que colorea
a los picos y montañas
de Liébana, hermosa tierra.
a los picos y montañas
de Liébana, hermosa tierra.
Son tan pobres mis palabras,
mi admiración tan inmensa
que pienso que aún no ha nacido
ningún insigne poeta
que con sus letras y versos
te escriba un lindo poema
contando tus maravillas,
tu indescriptible belleza.
Me refugio en el silencio,
compañía cuando se sueña.
Veo que eres tan hermosa
que no necesitas poemas,
toda tu tienes encanto,
eres poesía, belleza,
edén. preludio del cielo
que tras esto nos espera.