Nacemos destinados a una meta,
caminamos con rumbo hacia un destino,
pero a veces, olvidamos todo esto,
equivocando la ruta y el camino.
Vagamos errantes muy despistados,
sin darnos cuenta que nos confundimos,
tan sólo somos pobres caminantes,
sin la certeza de fieles peregrinos.
Ellos guiados por amor y esperanza,
recorren con fe el sendero escogido.
Cual los sabios, saben que la estrella,
a quien la sigue, lleva a lo divino.
No quiero distraerme con caprichos,
en este trayecto aunque sea bonito.
Aparecerán en él, bellas flores
y gozar de su aroma es lo que pido.
Sé que habrá entre las flores, espinas,
y entre tanta hermosura yo me pincho,
mas, me dejo seducir, me embeleso
y ocultos peligros,echo al olvido.
Sólo en oscuras y negras noches,
el brillo de esa estrella he advertido.
No es tarde, ella sigue allí constante,
recordándome que tengo un destino.
Me dejé convencer, frágil,cobarde,
por estos encantos seducido.
Agradezco las señales que en lo alto,
llamaron mi atención con esos brillos.
¡Pobre de mi, soy débil e insensato,
me dejo camelar como los niños!
Senderos diferentes,nuestras vidas,
pero el origen y el destino,el mismo.
Fieles caminando, venciendo dudas
como hacen los valientes peregrinos
o atrapados por caducos placeres,
señal que su horizonte ya han perdido,
como así ocurre con tantas personas
que se caen en profundos abismos
y tienen que esperar la buena estrella,
que siempre leal, les recuerde el camino.
Camino oscuro, retorcido, largo,
mas acaba en horizonte infinito.
Dichosos por llegar, aunque cansados,
alcanzando así, el ansiado destino.
¿Seremos todos al final iguales?
¿Todos escucharemos, "
bienvenidos "?...