¡Qué hermosas que son las flores,
aún cual rosas, con espinas!
Fijamos nuestra atención
en ellas, son atractivas
y se afirma al contemplarlas
que sin duda son delicia.
Las flores poseen belleza,
las flores tienen poesía,
las flores nos dan su aroma,
rico néctar, ambrosía.
Observamos mariposas
que en sutil vuelo acarician
a flores que generosas,
su corola ofrecían.
Hermosura sin rival,
flores y maripositas
que en graciosos coqueteos,
cumplen misión muy bonita,
misión que a naturaleza,
mucho, mucho beneficia.
Volando de flor en flor,
sus antenas y patitas,
van transportando ese polen
que las flores ofrecían.
El pólen, que es fértil polvo,
a otras flores poliniza,
fertilizando a esas flores
para ser fruta o semilla
que perpetúe la especie
y favorezca la vida.
A veces fugaces juegos,
son fruto cuando terminan.
No es bella cual mariposas,
mas la hacendosa abejita,
volando de flor en flor,
a la par que poliniza,
libando exquisito néctar,
con ello, su miel fabrica.
Es un hermoso regalo,
mil cualidades y rica.
Las bondades de la miel,
desde siempre conocidas,
tenemos que afirmar
que el hombre las necesita.
La naturaleza es sabia,
no debemos destruírla.
Cultivemos lindas flores,
porque además de ser lindas,
nos regalan rico néctar
que laboriosa abejita,
transforma en un buen regalo,
cera y miel tan exquisita.
Belleza, armonía, aromas,
paz, encanto y alegría,
se respira entre las flores
que son numen de poesía.
Disfrutemos las bondades
que naturaleza brinda.
¿Alguien puede superarlo?
Nuestra soberbia nos priva
de reconocer con agrado
que esta y mil cosas bonitas,
sólo las pudo hacer Dios
que desde que el mundo organiza,
nos ofrece hermosos dones,
para endulzar nuestra vida.