Buscaba encontrar la flor
que en sueños había elegido,
la preferida entre todas,
la que mi alma pide a gritos.
Ignoraba que esa flor,
crece rodeada de espinos
que la esconden y protegen
de todos sus enemigos.
¿Que flor tan hermosa es esa
que nada más la imagino?
Sólo me llega su aroma,
por eso me he decidido
a buscarla con esfuerzo,
a buscarla con ahínco,
hasta llegar a tocarla
aunque se que allí me pincho.
Como esta flor, el amor,
va unido al sacrificio.
Sacrificio por amor,
amor puro, muy querido.
Acrisolado es hermoso,
generoso y lindo, lindo.
Si es el verdadero amor,
no un pasajero amorío,
es delicia incomparable,
lo más bello conocido.
El regalo más valioso,
de los que hemos recibido.
El obsequio que ofrecemos
y que ennoblece al cariño.
Mas no hay amor sin espinas,
aún así, es preferido,
es deseado y soñado,
como la flor entre espinos.
Es la esencia de lo bueno,
es la flor que sueño y pido,
es el principio y el fin
de esta vida que yo vivo.
Es un regalo de DIOS,
por eso huele a divino.