Ni los luceros y estrellas,
ni la enigmática luna,
igualan con su belleza
a un niño que está en la cuna.
Nada existe en este mundo,
nada he visto en este suelo
que supere en hermosura,
a este regalo del cielo.
Un niño es un tesoro
que tenemos que cuidar,
con más quilates que el oro,
viene a enseñarnos a amar.
¡Qué bellas que son las niñas,
inocentes y bonitas!
Su pureza y candor,
nos lo muestra su carita.
Una niña en fría noche,
se asomó a su ventana,
su madre le hizo un reproche
y se metió en la cama.
Pero antes miró a la luna,
con una mirada ansiosa
y el reflejo del satélite
hizo su faz más hermosa.
Duerme tranquila chiquita,
son tus padres los que velan,
te protegen y te cuidan,
lo mejor para ti anhelan.
Se feliz, preciosa niña,
ahora que puedes soñar,
sueña que una estrellita
baja tu frente a besar.
Disfruta del bello sueño,
sueña siempre noche y día,
porque al menos mientras sueñas,
tendrás la ansiada alegría.
Cuando despiertes del sueño,
no llores con desconsuelo,
sonríe, reparte tus dones,
danos aroma de cielo.