Me impresiona la
belleza
de aquellas cumbres nevadas,
el misterioso
horizonte,
donde mis vistas, se acaban.
Parece que tocan cielo,
tan bonitas, recortadas
y mirando desde el valle,
se ven gigantescas, altas.
Ahora en todo el invierno,
cubiertas de nieve, blancas.
El horizonte es
final,
más, nuestra visión no alcanza.
Buscando cumplir un sueño,
fui subiendo a la
montaña,
quería alcanzar el
cielo,
quería esa línea, tocarla.
Mas fue cruel la decepción,
perdí esa raya tan
clara,
no es real el horizonte,
es quimera, es fantasma.
Corremos tras
ilusiones
que son utópicas, falsas
y sufrimos desencantos
si queremos alcanzarlas.
No existe el horizonte,
esa línea imaginaria,
varía según el lugar
que elijas para mirarla.
No era lo que
parecía,
allí no existe esa raya,
con ella mueren los sueños
de tantas cosas deseadas
que son como el horizonte,
no reales, imaginadas
y como loca ilusión,
es banal, una falacia.