Constantemente son acompañados,
por sutil y perfumada aroma,
sin ella, son estériles mis sueños,
es la esperanza el eje en que se apoyan.
Con ella nacen y con ella viven,
ella es quien anima hora tras hora,
ella es quien los empuja ilusionando,
dando alas al volar, desde la aurora,
confiando pues se vuela con el mapa
prestado por la fe que no equivoca,
ni metas ni caminos en que dudo,
buscando entre las luces y las sombras.
Mis sueños, mis deseos, mis anhelos,
con gran esperanza piden e invocan,
que esa ilusión que sigo entusiasmada,
no sea espejismo, ni utopía loca.
Guiados por la fe, afloran mis sueños,
mecidos por amor, la fuerza ignota,
impulsados por constante optimismo,
seguirán el camino sin demora.
Sueños sin esperanza pronto mueren,
halo invisible, cual perfume en rosas,
son ella y el amor en nuestros sueños,
principio, fin y fuerza misteriosa
que nos mueve a ser perseverantes,
continuando entre nieblas y entre sombras,
volando por utópicos senderos,
por floridos campos o entre rocas,
mirando con confianza al horizonte,
buscando la ilusión que el alma añora.
¿Encontraré el sueño de mis sueños?...
Al menos mientras sueño, soy dichosa.