Mariposean entre flores
buscando algo dulce, bello.
Siempre anhelando utopías
dando lo irreal por hecho.
Vuelan en vuelo interior,
en realidad no alzan vuelo.
Aspiran a lo sublime
y se aferran a este suelo.
Sobre las nubes se elevan
o se revuelcan en cieno.
Absurdos y ambiciosos,
revoltosos o serenos.,
Incansables y alocados,
¿Elevados o altaneros?...
Duermen cuando estoy dormida,
despiertan cuando despierto.
Ora alegres, divertidos,
ora tristes, grises, negros.
Emergen en noche oscura
queriendo alcanzar luceros.
Buscan rosas en las nubes,
otras flores en desiertos.
Galopan como caballos
desbocados y sin freno.
Se estancan en lodazales,
entre suciedad e insectos.
Se hunden en profundo abismo,
si no logran tocar techo.
Volubles y caprichosos,
insensatos y algo necios.
No se cansan, no se rinden,
siempre anhelando lo bueno.
Cual angelicales niños,
aún en cuna, piden cielo,
o cual malignos diablillos,
que arrastran a los infiernos.
Quimeras y fantasías,
es lo que al soñar tenemos,
pero se llevan espinas,
traen aroma placentero.
Cada cual lea su inconsciente,
encontrará algo de esto.
Disfrazados y enigmáticos,
sin dudar los conocemos.
Lo onírico nos seduce,
nos parece que es perfecto.
Picando espuela, al galope,
buscando con gusto un cielo
desbocamos el caballo,
no sirven viejos consejos.
Así se muestran a veces,
mis deseos cuando sueño.
Los sueños de soñadores,
son necesarios, son buenos,
cuando anhelando algo hermoso,
antes de alzar altos vuelo,
visualizamos en mente
cómo cumplir el deseo.
Calculamos pros y contras,
lo vivimos antes dentro.
Todo estaba ya previsto,
cuando llega el momento
de hacer realidad lo deseado,
lo habíamos visto en el sueño.
Estos sueños son la esencia,
de sentimientos muy nuestros,
positivos, necesarios,
mapa que conduce al cielo
por un camino seguro
que trazamos lejos, lejos,
con entusiasmo y amor,
confiando que llegaremos.
Nos han servido de guía,
hacia el sendero más recto.
No fue vana la ilusión,
no hemos perdido el tiempo,
aumentaron la ilusión,
ahora nos saldrá perfecto.