Doy traspiés, voy de tropiezo en tropiezo,
rodando cuesta abajo hacia el abismo,
es triste realidad no es espejismo,
ya presiento que a sucumbir empiezo.
Me derrumbo, no encuentro donde asirme,
parece abandonarme mi entereza
manantial de mi fuerza, ¡qué tristeza!
débil y sólo, comienzo a rendirme.
Frágil, cobarde, sin amor ni amigos,
me siento defraudado, sin medida,
no soporto ya más mi pobre vida,
moriré allí, en silencio y sin testigos.
Un dulce recuerdo llega a mi mente...
¿Acaso a mi ángel bueno he olvidado?
El está junto a mi, por mi ha rezado,
el Buen Dios me lo puso, así, silente.
Tropecé, me caí, estoy mal herido,
un gran amor me ha devuelto la alegría,
me levanto con ánimo y energía,
pero no echaré al olvido lo vivido.
No me torturaré con lo pasado,
la vida nos ofrece estas lecciones,
tras duro camino con trompicones,
gozo ya el perdón, Dios me ha perdonado.
La hermosa primavera es florida
porque a semillas, el sol da calor,
más milagro es aún el buen amor,
amar y perdonar, flores de vida.
Aprender de quien amando camina,
si se ama se perdona cualquier cosa,
se recibe con espinas la rosa,
se devuelve la rosa sin espina.