Ya no estás a nuestro lado,
aquí nunca te veremos.
Ahora faltan tus miradas,
que nos alegraban dentro..
Tus entrañables sonrisas,
siempre, siempre añoraremos.
Mimos y tiernas caricias,
sólo serán un recuerdo.
Dulces y afables palabras,
olvidándose allá lejos.
Ese tu especial aroma,
no nos llega con tus besos.
Tu garbo, arte y donaire,
ausentes en el paseo.
Ya no estás, te han llevado
por la senda de los muertos,
por donde sólo caminan,
invitados al evento.
No se si es fúnebre y triste
o es alegre el festejo,
sólo sé que siempre acuden,
quienes les llega el momento.
Momento seguro e incierto,
rodeado de misterio.
Misterio que se desvela,
cuando nos llega su tiempo.
Tiempo que ha quedado atrás,
pues vamos hacia algo eterno.
El espíritu no muere,
sólo muere nuestro cuerpo,
nuestra alma inmortal,
Dios la llevará al cielo,
a gozar en su presencia,
enigmáticos momentos.
Para eso nos ha creado,
El es nuestro Padre bueno.
Aunque no podamos verte,
mientras dure nuestro tiempo,
nuestra fe y nuestra esperanza,
nos ofrecen el remedio
de consolarnos pensando
que pronto hacia allá iremos.
Seremos allí inmortales,
viviendo en un cielo eterno.
¡Que bello es vivir pensando
que se cumpla este deseo,
cuando nos llamen sin tregua,
cada cual en su momento.