Siento el murmullo del agua
por el
riachuelo corriendo,
baja
entonando sus notas
contra
las piedras del lecho
Notas
agudas o suaves,
se lo
va inspirando el suelo
con
sus caricias o golpes,
según
en cada momento.
El agua sigue camino,
lenta
o rápida, fluyendo,
quiere
llegar a la meta
y no
se llega durmiendo.
No
quiere ser sucio charco,
donde
acuden los insectos,
quiere
que su agua sea limpia
que
sea del sol reflejo
y si
se acerca una niña,
sea de
su belleza, espejo.
Nos cuesta andar el camino,
nos
parece duro el suelo,
es más
seductor sentarnos
a
contemplar los lucero.
Nos acobardan
los golpes
y nos
detienen los miedos.
Soñamos
con bella meta,
pero
así no llegaremos,
seremos
como los charcos,
no
como limpio arroyuelo
que va
cantando a su paso
y
regando el suelo seco.
Mientras
tanto el agua en charcos,
se
pudre y vuelve cieno.
Es metáfora elocuente,
el
agua y limpios reflejos,
o los
charcos estancados
donde
viven los insectos .
Somos
libres de elegir,
si lo
cómodo o lo bueno,
aunque
lo fácil seduzca,
lo
difícil lleva el premio.