En la noche de los tiempos,
Dios nos hizo una promesa,
El buen DIOS, Padre y Creador,
salvará de la condena.
Por qué, dónde, cuándo y cómo,
es su voluntad secreta.
Los profetas lo anunciaban,
desvelando algunas señas,
pero el pueblo lo olvidaba
y no hacía caso de ellas.
Vivían desprevenidos
y les coge por sorpresa.
Sólo los sabios que buscan
con una actitud inquieta,
en los signos de sus tiempos,
vieron brillar una estrella,
con destellos refulgentes
y levantan sus sospechas.
¡Qué hermoso ese resplandor!...
¿Qué significa esa estrella?
¿Por qué es diferente a todas
y nos atrae y embelesa?
¿Por qué muestra un camino,
luminoso entre las nieblas?
Siguiendo extrañas señales,
eligieron rutas nuevas,
difíciles, escabrosas,
pero su fe les da fuerzas.
Pisando firme en el suelo,
van confiando en la promesa.
La mirada y la ilusión,
estarán en esa estrella.
Dios sale a nuestro camino
y quien le busca, le encuentra.
Los sabios desconcertados,
lo que ocurre ya sospechan,
siguen y siguen buscando
y llegan hasta una cueva.
Un misterio, es un misterio,
que DIOS es DIOS, así prueba.
No lo entenderían los sabios
y no hay nadie que lo entienda.
Ellos creen en las señales
y es como a JESUS encuentran.
No le conocía Herodes,
los sabios se desconciertan.
No saben nada en el pueblo,
ninguno abrió allí su puerta.
Ellos no miran al cielo
y no vieron esa estrella.
Sólo pastores humildes,
escuchan la "Buena nueva".
A los sabios y sencillos
DIOS HIJO se les revela.
¿Por qué fue de este modo?
¿Por qué no de otra manera?
¿Por qué en Belén y tan pobre,
con tanto frío y entre bestias?
Sólo con María y José
que por amor, a EL se entregan.
Así comienza la historia
de DIOS hecho hombre en la Tierra.
Es un momento sublime
y en Belén, nadie se entera.
Cerraron sus corazones
y no le abrieron sus puertas.
Nosotros en nuestro siglo,
también vivimos a ciegas,
nos arrastra el egoísmo,
por eso el amor no reina.
Culpamos a los demás,
condenamos a cualquiera
y no acogemos a DIOS
cuando llama a la conciencia.
No miramos hacia el cielo
y no vemos las estrellas.
No escuchamos tiernas voces
que al son de trompetas llegan
y no abrimos nuestra casa,
cuando alguien llama a la puerta.
Así nunca encontraremos
alegría en la Noche Buena,
porque el Señor la regala,
a personas con fe y buenas
que generosas comparten
y al amor están dispuestas.
Buscan a DIOS y le siguen
amando como EL enseña.
Corazón y alma en Jesús,
sonriendo y manos abiertas.
Este es el gran mensaje
de CRISTO y su "Buena Nueva".