¡Cuántas palabras
ya escritas
han muerto en el olvido!
Sus autores las legaron,
pero al no ser conocidos,
nadie las sacó a la luz,
con lo cual, mucho perdimos.
Quiero ensalzar las
virtudes
de estos autores sencillos
que dejaron con sus
letras,
hondas huellas en lo escrito.
No por ser poemas modestos,
dejarán de ser bonitos.
Poemas, esencia de su alma,
preñados de su
"YO" íntimo.
Versos sueltos los
llamaron,
apagando así su grito.
Sus valores pisoteados,
a lo largo del camino.
Los tachan de ser pesados,
critican que sean prolijos,
opinan que no hay poesía,
censuran que sean concisos,
reprochan que hablen discreto,
o los llaman atrevidos.
Que falta ritmo, cadencia,
que el léxico no es exquisito,
que no hay música en sus letras,
que sobran flautas y pitos.
¡Cuántas palabras bonitas,
se han perdido en el olvido!
Mientras tanto los
soeces,
los vulgares y atrevidos,
reciben premios y honores
que acaso no han merecido.
No siempre en la poesía,
se es justo, como hemos visto,
es reflejo de la vida,
en todo pasa lo mismo.
Canallas en las tribunas,
talentos empobrecidos,
el honor desprestigiado,
y triunfando los mezquinos.
Mis poemas son
modestos,
muy humildes mis escritos
para yo reivindicar,
la verdad, mas si unimos,
a estas mis pobres palabras,
la fuerza de los amigos,
seguro que algo se alcanza,
algo bueno conseguimos.
Con la verdad en la mente,
en nuestros labios un grito,
y amor en el corazón,
justicia es lo que pedimos.
¡Ven con nosotros, gritemos,
no será tiempo perdido!