Como ellas

    Despliega el verde cáliz de la flor,
sépalos protectores son ya olvido,
se abre la corola que ha florecido
una delicia de bello color.

    Pronto regala su fragante olor,
-aroma en un mundo fétido, podrido-.
La aurora  nos brinda, luz que ha traído
ambas obsequiando un mundo mejor.

    Que hermoso soñar, dar amor ternura,
amable sonrisa, mano tendida,
aliviar tristes rictus de amargura.

    La aurora y la flor, alegran la vida,
más, la  generosidad, con dulzura
fruto de amor, bálsamo en alma herida.

La violeta

    Esta pequeñita flor,
cautiva a quien se le acerca. 
Es símbolo de humildad,
crece sencilla y discreta
a la orilla de un  arroyo,
o espontanea en las praderas;
cultivada en los jardines,
o en reducidas macetas;
entre hierbas y entre zarzas,
oculta entre la maleza;
por doquier en limpios campos
al llegar la primavera,
a la vera del camino
y en las pendientes riberas. 
Florece, florece humilde,
azul intenso, muy bella.
Nace pegadita  al suelo,
no es presumida, altanera.
Nos obsequia su hermosura,
con suave delicadeza,
regalando su perfume
que tiene exquisita esencia.
Es muy fina, delicada,
deja  su aroma en las huellas.

   Sin duda esta linda flor,
es nuestra humilde violeta.  
No es lozana cual las rosas,
ni tan variada y esbelta.
Su pequeñez la enaltece,
una  virtud representa.

   Son un gozo las  personas
que se parecen a ellas
y nos acercan al cielo,
tan sólo con su presencia.
Humildad, para ir a Dios,
es la  senda  más directa.
¡Qué bonita la lección,
de una sencilla violeta! 

¿Existe el bien y el mal?

   ¿Existen el "bien y el mal"?...
Busca dentro, en tu conciencia,
sin duda lo sentirás,
esa es muy buena respuesta.

   Han pasado días, semanas,
han pasado lunas llenas,
algunos hechos vividos
que dejaron honda huella,
golpean en tu interior,
la memoria los recuerda..
¿Para alegría o dolor?...
Sólo tu, tienes respuesta
pues los gozos o tristezas,
dependen de lo que hicieras.
Testigo, fiscal y juez,
es siempre nuestra conciencia.

   La memoria es selectiva,
guarda lo que interesa,
ni lo mejor o lo peor,
sí lo que valió la pena, 
o lo que marcó nuestra alma, 
no un momento cualquiera.

   En instantes de silencio,
cuando silente tu piensas,
¿Qué te produce alegría,
o qué te causa tristezas?
Esa voz interior grita
o susurra tu conciencia,
lo cierto es que revives,
lo que en otro tiempo hicieras. 
Sentirás paz y sosiego,
al recordar obras buenas,
también  profundo pesar,
si alguna mala recuerdas.

   ¿Existen el bien y el mal?
Busca  tu mismo  respuesta.
Sabes que bien lo  distingue
dentro de ti, la conciencia.

La meta

   Largas caminatas
por lindos paseos,
buscando la paz,
buscando sosiego,
buscando una flor
que día y noche anhelo.

   Tal vez yo no encuentre
regalo tan bello,
pero al ir soñando,
he vivido en sueños
algo muy hermoso,
algo limpio y bello
que me da alegría,
que me da consuelo,
que me da energía
en duros esfuerzos.

   Seguiré soñando
y mientras paseo,
vislumbro la meta
a la que no llego.
No sé si está cerca,
no sé si muy lejos,
no sé si ya brota
la flor que deseo,
mas sé que en su día,
-preciso  momento-
habrá hermosas flores
en jardín muy bello,
si no es terrenal, 
estará en el cielo.