Yo mismo

       Remembranzas del pasado,
llegan, aunque no las pido,
me acercan pena y nostalguia,
por eso prefiero olvido.

   ¡Cuántas ilusiones rotas,
cuántos sueños incumplidos,
cuántos anhelos truncados,
cuántos deseos reprimidos!
Esto me traen los recuerdos,
cuando a recordar me animo.
Parece que la esperanza,
de mi corazón se ha ido.

   Si fe y esperanza se hunden,
cuando el amor se ha dormido...
¿Cómo podre yo  volar
hasta el soñado paraíso,
si me faltan fuerzas y alas
y no alientan  los motivos
para alzar vuelo incansable,
hasta  llegar al destino?...

   Alzo un poco la mirada, 
no todo es pesimismo,
tengo vivencias hermosas,
que guarda mi yo más íntimo.
La memoria es selectiva,
coge de su gran archivo
momentos dulces o amargos,
aquello que le pedimos.

   A veces, aunque sea en sueños, 
he tocado el paraíso.
¿Fueron vivencias reales?...
Lo recuerdo y no lo  olvido.
Son lenitivo a mis penas,
son un dulce lenitivo.
No se si curan la  herida, 
si está  el corazón herido.
Ni sé si alegran el alma,
como algo que se ha vivido,
mas sé que endulzan mi ser
llenándome de optimismo.
En este preciso instante
es lo que más necesito.

   Recuerdos, vivencias, sueños,
son lo que soy yo mismo.

Preludio de primavera

      Pétalos van regalando,
flores del almendro al viento.
La primavera que es vida,
con ellas ha ido cubriendo,
las ramitas de algún árbol,
entre ellas, las del almendro.
Rápido ya se deshojan,
desprendidas caen al suelo.
Tuvieron vida fugaz,
como todo lo que es bello.

   A nuestros desnudos árboles,
flores regala el invierno,
los engalana cual novias
para que empiece el cortejo.
De este idilio entre las flores,
rico fruto vendrá luego.
Ya se desprenden los pétalos,
son caricias del almendro.

    La primavera que es vida,
suelta lo que va muriendo.
Ya no necesita galas
que atraigan a los insectos
que en  sus bulliciosos juegos,
transportan  polen de  almendro.
Van haciendo su labor,
polinizando ¡Qué bueno!
Preñez fecunda a esas flores,
nos traerá un buen fruto luego,
una pequeña almendrita,
brota y crece como premio.

   La sabia naturaleza,
a cada estación da obsequios,
serán flores, sol o frutos,
don del Creador, Dios Eterno.
Nadie supera en bondades,
nada existe mejor que esto.
Seamos siempre agradecidos,
EL, quiso que fueran nuestros
estos preciosos regalos
de los que al hombre hizo dueño.
Cuidemos con mucho esmero
al maltratado universo.
Démosle nuestras caricias,
suaves, como flor de  almendro.