Cantabria... Única

   Desde la montaña al mar,
desde el mar a la montaña,
nada en el mundo es más bello
que nuestra hermosa Cantabria.

   Son variados los paisajes
que a esta tierra engalanan,
para que todos gocemos
el don que ella nos regala.
Nos ofrece cuanto tiene,
nadie a complaciente gana.
Espléndido es su  terruño
gentes  sencillas y llanas.  

   Cielos azules o grises
se reflejan en sus aguas. 
Las del mar  con sus caricias,
besan las  costas, dotadas 
de hermosura  indescriptible,
magníficos panoramas.
Arte divino, moldeado,
rematando  al norte,a España.

   
Son muchos hijos ilustres
los que en el cielo descansan.
Nos dejaron en sus huellas,
aromas de su gran talla.
Antes de irse regalaron  
lo que hicieron  y soñaban.

   Habitan  gentes valientes,
cuyos gestos esto avalan,
pues en sus pueblos conocen
miles de heroicas  hazañas
que hicieron hombres de mar,
por aquí y en tierra extraña, 
o los duros montañeses
que ante invasores luchaban.

   Si se quiere alzar el vuelo
hasta las montañas altas, 
volaremos  contemplando
belleza que nada iguala. 
Allí los Picos de Europa,
con perfil  de cumbres blancas,
resguardan hermosos valles,
con lugares que anonadan.
No lo puedo describir,
visítelo, no hay palabras.

   Alza la mirada y vuela....
Despierta, abre bien tus alas,
si estás volando en la altura, 
disfrútalo  y da gracias.
Silencio, paz armonía...
Celestial música en calma,
es el agua de estos ríos...
Escucha bien, fluye y  canta
mientras discurre bailando,
siempre milenarias danzas,
al despeñarse entre rocas,
formando bellas cascadas.
Nuestros rios son pequeñucos,
sólo el Ebro se destaca,
siendo el más caudaloso
y el que dio su nombre a España.

   Ni en un siglo yo podría,
describir tantas y tantas
bellezas y cualidades
que en cada rincón se guardan.
Historietas y aventuras 
que  cada noche contaban 
al amor de ardiente fuego, 
padres y abuelos en casa, 
fantásticas, maravillosas, 
no sé si reales o mágicas,
pero siempre transmitían
catecismo, ley sagrada
y benditas tradiciones
que siempre se respetaban.
Mil historias, mil leyendas 
que siempre igual las contaban.
Religión, mitología,
los ancestros  separaban, 
la Virgen, era la Virgen
y las anjanas, anjanas.

   No es pasión por la tierruca,
verás que es cierto  si viajas
por toda esta provincia
que adorna el norte de España. 
Comprenderás que los hombres 
de épocas muy lejanas, 
en Cantabria se instalaron
cuando cobijo buscaban.
Altamira fue su hogar,
en tierras de Santillana.
En muchos lugares quedan
vestigios, pruebas muy claras. 
Historia, no es presunción, 
la cueva estuvo poblada
y dejaron bellas huellas
en dura piedra grabadas.
Los dibujos de otras cuevas,
muestran fueron habitadas.

   Ni en un siglo escribiendo,
con millones de palabras,  
podría en justicia narrar, 
lo que es y fue mi Cantabria.
Ha dado genios  y santos,
-Beato es la prueba clara- 
ilustres no valorados,
escritores de gran talla,
intrépidos marineros,
aventureros de raza,
honestos, trabajadores,
cada cual con su calaña .
Tan valientes todos ellos
que el invasor nunca entraba
y es por eso que hasta CRISTO, 
quiso que aquí se guardara 
un pedazo de su cruz, 
una reliquia sagrada 
que se custodia y venera 
en Liébana, tierra santa
y que nunca permitió
que ateos  la profanaran.

   Lleva el honor en sus  venas,
lleva amor en sus entrañas, 
es por eso que comparte
tanta grandeza heredada. 
Prehistoria, Historia, presente,
son tesoros de Cantabria.
Lo que la Creación nos dio,
a lo que describo gana.

   Cierra los ojos y sueña,
sobrevuela estas montañas, 
podrás comprobar con gozo
que del cielo es la antesala.
Creerás que tocas la gloria,
cuando de ese vuelo bajas.

   Desde este humilde romance, 
de una mujer de Cantabria,
lebaniega por más señas
por lo que  me  siento honrada,
quise glosar algo hermoso, 
versos a mi tierra amada, 
pero ante tanta belleza,
me siento muy defraudada, 
pues no puedo describir
sus bondades  con  palabras.
Sólo puedo recordar, 
por si alguien lo olvidaba,
como broche que nos una,
cántabros y quien nos ama:
"Cantabria es verde  esmeralda
de la corona de España"

Virus maligno

¡Qué vuelve, qué vuelve
el virus maligno!
-No digas que vuelve.
él no se había ido.

-Horrible sorpresa,
este "malnacido"
se nos mete dentro
sin previo aviso.
El covid nos mata,
es muy atrevido
y para más pena
es desconocido.
Por ti y por todos,
echa a ese enemigo
que no se nos cuele,
pues entra escondido.
Ciérrale la puerta,
es tu compromiso,
pues si no la cierras
no eres buen amigo,
ni buena persona ,
ni un leal vecino.
Por ti y por todos,
algo positivo
es con mascarillas,
estar prevenidos.
Gracias si lo haces,
tu deber cumplido.

Té de puerto

   Donde el aire corre libre,
arriba, cerca del cielo,
nace y crece nuestra flor
pegadita, a ras del suelo,
sencilla, siendo un tesoro,
para quien sube, un obsequio.
Amarilla como el oro
y como él, es un premio
que disfruta quien se anima
a caminar por senderos
más propios de los antílopes,
rebecos, corzos y ciervos.

   Belleza en miniatura,
pero además, siempre bueno. 
¡Qué exquisitez un manojo
de este rico té de puerto!
En tisana es delicioso,
digestivo y placentero.
Tal vez quien más lo valora,
seamos los lebaniegos,
pero aquellos que lo toman,
acaban siempre contentos. 
Toque especial, aguardiente,
tradición y complemento.
Sienta bien, alegra el día,
la guinda de buen almuerzo.
¿Qué más podemos pedir
a nuestras flores del puerto?
  
   Al recoger el tesoro,
en otro año pensemos. 
Así cuidar de las plantas,
tratándolas con esmero. 
Ellas nos dan generosas
su tesoro verdadero
que será elixir valioso
tras la tisana en puchero.

   La sabia naturaleza, 
allá, cerquita del cielo, 
nos ofrece este regalo...
¡Maravilla... Té de puerto!
Con su toque de aguardiente,
como hacían nuestros ancestros,
es sin duda un tesoro, 
lebaniego, lebaniego.