¿Buscas la paz?

   Todos deseamos  la paz,
es nuestro común deseo.
Yo también busco ese don,
busco la calma, el sosiego,
busco la ausencia de guerras,
busco lo justo, lo bueno,
busco lo que alegra el alma,
con la verdad como centro,
siempre con conciencia recta,
siempre por camino recto.
Sin esto nunca habrá paz,
la paz interior, primero.


   Apacibles caminatas
por los lugares más bellos,
no siempre me traen la paz,
tal y como yo la siento.
Hallo la paz exterior,
hallo momentos de ensueño,
hallo flores por doquier,
a lo largo del sendero. 
Todo parece armonía, 
todo parece muy bueno,
pero no encuentro el tesoro
que busco con gran empeño.


   Llegan cercanos susurros
por los puentes del misterio,
reclamando mi atención,
ahora que reina el silencio.
Silente y entusiasmada,
escucho  esta voz de dentro
que me habla suave y serena
y a veces me  trae recuerdos,
no siempre los deseados,
no siempre los que prefiero,
pero llegan y es por algo,
aunque me nuble el paseo.
Sé que esa voz interior,
nos habla en cualquier momento
con acertados mensajes,
tal vez, enviados del cielo.


   La paz no sólo está fuera,
busquemos  también por dentro.
Nuestra alma  es prodigiosa
y  nos  traerá como obsequio,
luz que ilumine la ruta
si este  deseo es sincero,
buscándola  incansable
por el camino más recto.
Aún en medio de tormentas,
sentiremos paz , sosiego,
si la verdad es quien  guía, 
y la justicia el sendero
por donde vayamos siempre,
aún en los  duros momentos.
Busquemos el bien de todos,
la dulce paz, será el premio.


     Así pasan horas, días,
así va pasando el tiempo,
entre penas y alegrías,
entre añoranzas y sueños.
Las nostalgias e ilusiones,
llegan momento a momento,
a veces traen  la paz ,
pero otras, desasosiego.


   ¿La memoria es selectiva?...
¿Recuerda en cada momento
lo que en vedad nos conviene
aunque no sea lo más bueno?...
Enigma, todo un enigma,
tras el enigma, el secreto
que nuestra alma protege
pues es lo nuestro, más nuestro.


   ¿Encontraremos la paz,
a lo largo de los tiempos?...
Ya dijo S. Agustín
y era todo un portento:
"Nos hiciste Señor para ti
y estaremos siempre  inquietos ,
hasta descansar en ti".
Este sea nuestro anhelo.
Él, que lo tenía todo,
No tuvo paz y sosiego.
Si como él, lo deseamos,
sin duda que lo hallaremos,
a ratos en este mundo
y para siempre en el cielo.