¡Confiemos!

   Amanece, vuelve el sol,
tras la rosada belleza

de un hermoso rosicler,
con que el nuevo día empieza.
Se despiertan los dormidos,
nacen ilusiones nuevas,
el optimismo florece,
nuestra mañana se alegra.
Seguimos con esperanza
tras los sueños que altos vuelan.

   La fantasía traza mapas
marcando lindas veredas,
animando en dura ruta,
dando al desánimo fuerza.

   Se alarga mucho el camino,
no se vislumbra la meta,
el cansancio se apodera,
se acerca la noche negra.
Negra, fría, larga, larga...
Se  agota nuestra paciencia.
Dañan el alma las dudas,
vienen pesimismo, penas.
Nos vamos quedando aislados,
con soledad y tristeza.
La amargura nos visita
e invade con su presencia.

   ¡Qué triste llega la noche...!
La noche  ¡qué triste llega!
¿Donde está el amanecer, 
con aquella aurora bella?
¿Donde están las ilusiones
que con la esperanza vuelan?
Somos volubles y el tiempo,
todo nuestro ser altera.
Blanco o negro, nada es gris
que es lo que al alma serena.

   Sueños, rutas e ilusiones,
se esfuman y nada queda,
sólo amarga soledad
que lo fugaz nos recuerda.

   Todo llega, todo pasa,
triste realidad es esta.
Sigue tu anhelo y confía
que sepas seguir las huellas,
las que alguien  dejó marcadas,
escritas en la conciencia.

   Empiezas día y camino
busca  una luz duradera,
faro en dura singladura,
en oscura noche, estrella.
Déjate guiar, avanza,
confía, no tengas pena
que si  algún día se nubla,,
sabes que otros, el sol llega,
iluminando senderos
entre ellos, la ruta cierta,
la que conduce al paraíso,
deseo de quienes sueñan.

   Sueña, confía, camina,
alza la mirada... ¡Vuela!
Después de duros  esfuerzos,
verás muy clara la meta.

   Todo lo que nace muere,
días y noches se alternan
como ocurre en nuestro ser
con alegrías y tristezas.
Algo se va en cada instante,
piensa con sosiego, piensa
que algún día en algún camino,
algo acaba y algo empieza.
Confía en DIOS, confía.
Confía, espera y luego vuela.