Aprendiendo a amar

   Leve sonrisa, emoción,
extasiada ante la cuna,
piensa esta buena  mujer,
-dulce madre con ternura-
que su hijo es un querubín
que ha bajado de la altura.
Rico fruto de su entraña,
con todo su amor, le arrulla.

    Es un pedazo de cielo,
don divino, asegura.
Bello sonriendo en mis brazos
o dormidito en su cuna.
El  más preciado regalo,
la mayor de las fortunas,
es mecer entre mis brazos,
a hermosa y débil criatura
que llega dando y pidiendo
mucho cariño y ternura.

    Es  poema, es poesía,
es creativo, luz y musa;
es  buena escuela de amor,
es lucero  en noche oscura;
es ánimo en desalientos,
es fortaleza y dulzura;
es inocencia y candor,
es alma de gran blancura;
es  la sincera  alegría,
es  bendita su hermosura:
es en medio de tinieblas,
tenue  reflejo, cual  luna,
que en este pobre universo,
proclama tu AMOR,, sin duda.
No es un sueño, es realidad,
soñada y bella aventura.
Fiel imagen  del CREADOR
que desde el cielo, alumbra.
Así lo vive una madre,
ante su hijo en la cuna.

   La  mujer sonríe y sueña,
ofrece a DIOS su alma pura.
Es tu hijo y es mi hijo,
vivirá noches oscuras.
Cuídale, Padre del cielo,
quítale espinas profundas,
llévale por buen camino
que elija acertadas rutas.

   Le has creado por amor,
mas , amor de dos criaturas.
No le dejes de tu mano
en esta humana aventura.
Soy pobre y débil mujer
que ahora reza ante esta cuna
donde duerme hermoso  ángel
que enviaste  desde la altura
para que yo aprenda a amar,
la mejor de las  fortunas.
Gracias, es doble regalo,
conserva su alma pura.