Ríos de mis ancestros. Lecciones.

   Pensativa y nostálgica hoy me encuentro,
afloran lejanas reminiscencias,
esos recuerdos que jamás se olvidan
y aparecen en una hora cualquiera.
La familia y la infancia son obsequios,
la memoria los guarda y los presenta.

   Mis vivencias me acercan hoy dos  ríos,

sin rival en bucólica belleza.
Entre ambos nací y mis padres cual ellos
son parte de unos  valles, do nacieran.
Los ríos emergen en cumbres nevadas,
discurren conservando su pureza,
fluyen entonando las canciones
que desea escuchar quien a ellos se acerca.
Hermosos  lechos de cantos rodados,
hermosos los paisajes en laderas.
hermosos los sonidos de sus aguas
y el reflejo del verdor que los rodea.
Comparto admiración por ambos ríos,
me atraen por igual, Deva y Quiviesa.
Pensando en su belleza  y sus encantos,
la memoria a mis padres me recuerda.
Mi madre amó a Cosgaya y a su entorno,
valle Valdebaró con el río Deva.
 Mi padre,su pueblo fue  Campollo,
el Quiviesa es el río de Cereceda.
Entre ambos nacimos cuatro  hermanos,
entre ambos, aprendí a mirar estrellas.
No quiero elegir, en Potes ya  se unen
y hasta el mar, hacen juntos su carrera.

   Hoy lejos de estos ríos de mi infancia,

resurgen dentro, múltiples escenas.
Suave murmullo, cantarinas  aguas,
música celestial que al alma eleva
y al entonar las melodías que deseamos,
por encima de ellos nuestra alma vuela.
Su corriente baila  danzas milenarias,
con  ritmo, aguas bravas se menean.
 Parecen siempre igual, siempre distintas,
según en ese instante lo que sienta
la persona que con ansias y anhelos,
a su orilla, buscando paz se acerca.
El agua rumorosa sigue el curso,
caminando hacia el mar, sigue su senda,
dejando a su paso bellos  regalos,
esos que le encomendó la Naturaleza.
 Si los fértiles campos tienen sed,
sus aguas generosas, bien los riegan.
Si el molino tiene  granos que moler,
las aguas con su fuerza, mueven piedras.
Si alguien con alma y mucho amor le admira,
sin duda le  inspirará un bello poema.
Si dolores invaden corazones,
su corriente  se lleva esas tristezas
y su música melodiosa y dulce,
nos tranquiliza y consigue  alma serena,
evadiéndonos de algún pensamiento
que impide que nuestra mente, sea ella.

   Voy buscando  paz  a orillas de un río,

me seduce su   bucólica belleza.
Sus aguas transparentes son espejo,
donde el sol en el día reverbera
y en las noches sin nubes que lo impidan,
la luna juguetona coquetea
celosa de ese brillo rutilante
que irradian luceritos  y estrellas,
adornando el manto de la noche
y  en las aguas del río se reflejan.

   Olvido por un tiempo  mis pesares,

pensando la lección que el río me enseña:
Si alguien llora por dolor transido
cuando buscando alivio se acerca
que escuche como cantan agua y río
y no gimen al golpearse en las piedras.
Enseñanza magistral la que recibo,
mi alma tras las aguas, corre vuela,
si no consigue con ansia  alcanzarlas,
con ese sosiego, se serena y sueña.

   Buen maestro, río, ante el dolor explicas

que busquemos la paz  como tu  enseñas,
pues lo mismo que el agua llega y pasa,
pasarán duras penas y problemas,
cual pasaron ya mis  padres y ancestros,
camino de otra vida, nuestra meta.
Mientras tanto, recordaré las lecciones
y en  silencio, oro a Dios Providencia.

   Ríos de mis padres y demás ancestros,

magnífica lección  la que  me muestran,
en eso se asemejan ambos ríos,
en esto  iguales son , Deva y Quiviesa.