Las flores y los humanos, no siempre buen fruto damos

  ¡Qué bucólica hermosura,
es el campo en primavera!
Brotan por doquier las flores
don de la naturaleza,
con variado colorido
cual arco iris en tierra.
Con fina exquisita aroma,
delicia a quien lo huela.
Pena da que sean fugaces
y que tan pronto se mueran. 

   No mueren las que dan fruto,
traen generosa cosecha,
en verano o en otoño,
son rica fruta, muy buena

  Lo mismo que nuestra vida, 
la infancia, toda belleza,
despuntar la adolescencia,
juventud coraje y fuerza.
Así van pasando etapas,
donde lo que se es, se demuestra. 
   Algunos dan lo mejor,
su vida al servicio entregan.
Regalan dones, talentos,
hacer el bien es su lema,
como una  fruta madura
que a quien la coma, aprovecha.
    Otros, todo lo ambicionan,
su gran  egoísmo les ciega,
viven mirando a su ombligo,
amor  para ellos no cuenta.
Son fruta amarga, podrida,
su presencia, indigesta.
   Muchos mueren en el árbol,
no fue fértil la cosecha,
pasaron como una nube
que su rica agua no estrega.

   ¡Que pena que de las flores,
salgan frutas como estas!
¡Que dolor que algunos niños
jóvenes y adultos sean
 fruta  insípida, muy mala,
que engañando, envenenan!

   Los niños, como las flores,
son la más pura belleza.
A veces son corrompidos,
dañando blanca inocencia.
Otras consiguen salvarse,
dando óptima cosecha.
Bien si ellas son ricas frutas
y ellos son, personas buenas.