No siempre triunfan

   Así hablaba linda joven,
ante el hombre que un día quiso:

   Picaflores y D. Juan,
mujeriego empedernido,
pisaverde sin remedio,
conquistador, libertino,
cruel burlador, casanova,
seductor desde el hechizo.
¿Tendrás con perdón el cielo...
o el infierno por castigo?...

   El, con pesar contestaba
tal vez algo arrepentido:

   - Premio y condena a la vez,
tengo cuando estoy contigo,
me llevas hacia el edén,
mas no entro en el paraíso,
yo que me imaginaba
que tu eras el cielo mismo.
En cambio eres mi infierno,
ora ardiendo, ora frío,
es por eso que ya entiendo
que eres mi amargo castigo.

   - Castigo horrible y cruel
es el que llevo conmigo,
tu me ofrecías la gloria
y me cegó el dulce hechizo.
Pensé que amabas las flores
y en mi viste algo bonito. 
No eres bella mariposa,,
 eres cruel y sucio bicho.
Quisiste gozar mis gracias,
mas no caí en ese abismo.

   - Soy D. Juan, lo reconozco,
mi  Dña. Inés, no me quiso.
Nunca pueden ir unidos,
tanta virtud y mis vicios.
Sólo espero tu perdón,
el de Dios, es infinito.
Escarmiento en tu desprecio,
mis  devaneos  son olvido.
Me negaste tus favores,
la lección hoy he aprendido.
Buscaré el amor bueno,
no satisfacen caprichos.
A veces bellas palabras,
llevan veneno escondido,
no nacen desde el amor,
las engendra el egoísmo.
Por gozar, rompen las flores,
más que el viento y el granizo.
Esas flores quise mías, 
mas las protegías con mimo.
Tu virtud me ha derrotado,
hoy la virtud en ti admiro.
Soy D. Juan, lo reconozco,
que me perdones te pido.
Ruega a DIOS que tanto amas
que tenga piedad conmigo.

   - ¿Tendrá con perdón el cielo,
o el infierno por castigo?...