Sin sol, sin estrellas

   Días grises, sin ver el sol
oculto tras densas  nieblas.
Noches oscuras, sin luna,
sin luceros, sin estrellas.
Dentro, mi alma se ahoga,
hundida en un mar de penas.
La alegría se ha dormido, 
hace tiempo no despierta.
Lamentable panorama,
ni siquiera mi alma sueña.

   Suave murmullo del agua
de un manantial que no cesa,
me evade de mis desdichas
y se lleva mis tristezas.
Agua pura, cristalina,
rica, cantarina, fresca,
nace constante en la fuente
con o sin el sol y estrellas. 
Siempre está emergiendo el  agua,
de la entraña de la Tierra.

   ¿No te parece bastante,
el regalo que nos deja?
¿De dónde vienen sus aguas?
¿Dónde el arroyo las lleva?
¿En su camino hacia el mar,
qué misión las encomiendan?

   El agua rompió el silencio
y se llevó mis tristezas. 
No importa si no veo el sol,
ni la luna y las estrellas.
Tampoco sufro si no hallo,
a mis preguntas respuesta.
El agua sigue el camino
dejando obsequios en  huellas..
Desaparecen  angustias,
rehuyo el que ellas vuelvan.

   Haré como el agua, fluir,
aunque me golpeen las piedras,
sólo haciendo el recorrido,
podré llegar a la meta
sin miedo a las horas  grises,
sin que me ahoguen las penas.

   He vencido a las nostalgias,
mis anhelos, corren, vuelan,
descubriendo los enigmas
que cada día nos presenta.
No siempre habrá solución,
no existe ruta perfecta,
sólo sueño con llegar
y lo consigue quien sueña.