Canto a la libertad

   Puedo alzar vuelo, soy libre,
ya no me amarran cadenas.
Siempre fui libre acá dentro,
me han cortado las de fuera,
estas que me habían atado
con gran saña y a la fuerza. 
Parásitos de lo justo,
vampiros de sangre ajena
impiden que seamos libres
para lucrarse con ella
y no me matan temiendo
que alguien corte su cabeza. 

   Los que amamos la verdad,
caminamos en su senda
y a lo largo del camino,
vamos siguiendo las huellas
de los que nos precedieron
cortando amarras y rejas,
defendiendo libertades,
impugnando las condenas
que el egoísmo de algunos
impusieron con violencia
bajo apariencia larvada,
de proteger la pureza
de las leyes, de las Patrias,
no sé que derechos, cuentan. 
Con la verdad, por justicia,
la libertad, libre queda. 

   Ahora cada cual es libre,
a ver como se maneja
este precioso tesoro,
que es de nuestro ser, herencia. 
Igual que es nuestra la sangre, 
la libertad es muy nuestra,
hemos de procurar siempre
que la voluntad sea dueña. 
La voluntad es la flor
que cada cual cuida y riega. 
Si muere por falta de agua, 
la libertad se reseca
y sin fuerza, sin vigor,
cualquier ladrón se la lleva. 

   En cambio, seremos libres
si la voluntad impera
defendiendo nuestro ser,
lo que cada cual desea.
No un momentáneo capricho
que a la libertad aliena. 
Alcohol, drogas y otros vicios,
nuestro buen juicio alteran.
Son los verdugos que amarran 
con invisibles cadenas
que coartan la libertad
y a la esclavitud condenan. 

   Hoy alzo el vuelo consciente,
con libertad dentro y fuera.
Me guía mi voluntad 
y la verdad es mi meta. 
La elección será la justa,
lo que mi mente desea. 
Un canto a la libertad
que elige la ruta recta.