Mundo onírico


Los sueños son el refugio
si estamos  entristecidas,
buscando algo agradable
que nos  proporcione dicha.
También ardiente deseo
de  lo aspirado en la vida
que mientras llega, o no llega,
los sueños nos lo aproximan.

   El mundo onírico es bello,
belleza que nos fascina
y al despertar a lo real,
la  alegría se disipa.
No es esto lo que nos gusta
para vivir nuestra  vida.
Tras disfrutar en los sueños
tanta belleza exquisita,
la realidad es muy triste,
nos sentimos  compungidas.

   Todo concuerda en los sueños,
los deseos se realizan,
los  anhelos vuelan alto
y las estrellas conquistan.
Vuelo raudo al  descender,
al reino de fantasías,
aquí es donde disfrutamos,
anheladas  utopías.
Nuestros  gustos  satisfechos,
nuestras  ansias ya cumplidas,
todo es armonía y paz,
aquí las penas se olvidan.
Adornamos con detalles
que al soñar  apetecían.
Los que pasan a mi lado,
con entusiasmo caminan
dedicándonos contentos
una sincera sonrisa.
Todos juntos de la mano,
por linda ruta florida,
sin tropiezos, muy hermosa,
sin duda, una delicia.

   Los sueños son ilusiones
que en nuestra alma dormitan
esperando el minuto
de aparecer como vivas.
Sabemos que son quimeras
las alegrías que nos brindan,
elixir de los momentos
sedientos de agua y de dicha,
pero apagan nuestra sed,
aunque engaño, son bonitas.
Son  espejismos de ensueño
que al despertar no se olvidan,
dejan huellas en la mente,
a veces huellas benditas
que nos marcan el camino
deseado en nuestra vida.

  Aunque los sueños, son sueños,
soñar es una delicia
y sólo en esos momentos,
es completa nuestra dicha.
No son estos sueños reales,
sabemos son fantasía,
pero otros sueños señalan,
la senda a meta querida,
animando, entusiasmando
para lograr conseguirla.
Ambos sueños son hermosos,
estimulan y fascinan,
regalan bellos momentos
que al vivir se necesitan.