La niña y el violín

   Lágrimas tiernas de amor...
Abrazada al violín, llora.
La niña está triste, triste,
necesita cariño ahora,
cuando ha sido abandonada,
cuando la amargura le ahoga.
Se ha ido su amor primero,
está desolada y sola.

 Son las notas del violín,
de aflicción, desgarradoras.
¿Quién te hace daño mi niña?...
Hasta la pregunta sobra.
Su violín es compañía
y son tan dulces sus notas,
que a nuestra niña acarician,
suavemente cuando brotan
escapando entre las cuerdas
que de dolor están rotas.

   La vida, de amor escuela,
enseña, pues  nunca ignora
que habrá noches de tormenta
que acaban en bella aurora.
Vuelve a sonreír mi niña,
comprobarás que mejoras.
Abraza al violín con fuerza,
sus cuerdas con mimo toca,
verás que fiel corresponde
con músicas primorosas.

   En la niña y su violín,
poética hermosura aflora.
Entre arpegios y sollozos,
la niña suspira, goza
con las notas del violín
que su ánimo mejoran.
Murió su primer amor,
la decepción muere ahora.
Empieza su nueva vida,
muy bonita, deliciosa.
Acariciando el violín, 
sonríe, ¡es tan hermosa!...

   Las cuerdas de su violín, 
vibran cuando ella las toca.
Su música, cual la niña,
ora sonría, ora llora.
Joven, la vida es así,
no pienses que tu estas loca,
llegan alegrías y penas,
lo que toque cada hora.
Abrázate fuerte a ellas,
sean las unas o las otras,
tu violín da melodías, 
como lo piden las notas.

   Cual violín tu voluntad,
firme decida y escoja. 
Piensa que tras negra noche,
llega la luz de la aurora.