¿Por qué me invaden tristezas?
¿Por qué añoro la alegría?
¿Por qué, por qué y por qué...?
Me pregunto cada día.
Mientras el mundo sea mundo,
alguna pena visita
e inconscientes valoramos,
que diferente es la vida,
si aún caminando entre brumas,
la luz del sol ilumina.
Si extienden su negro manto,
las noches oscuras, frías,
ansiamos que vuelva el astro
que entusiasma a nuestra vista.
Si no hubiera oscuridades,
la luz no se anhelaría,
si no existiera la noche,
no desearíamos el día.
Constantemente añoramos,
las bellas cosas vividas
y las vemos más valiosas
al sentir que están perdidas.
Hemos de tener presente
que la noche sigue al día
y a esta le sucede siempre,
una alegre amanecida.
Al irse la noche deja
una aurora muy bonita,
al superar nuestras penas,
llegan grandes alegrías.
Hemos de aceptarlo así
puesto que así es la vida,
mas hagamos algo hermoso...
¡Ofrezcamos la sonrisa!