Nunca sé

     No sé si eres bello sueño de amor,
o eres el amor que sueño en mis sueños.
No sé si eres mi ilusión encarnada
o eres la encarnación de mis deseos.
No sé si eres aventura en mi vida,
o eres mi vida, ventura  a mi  anhelo. 
No se si eres cuento hecho realidad,
o eres en  realidad un puro cuento.
No sé si te quiero más que tu me quieres,
o si me quieres más que yo te quiero.
No sé si  bien distingo  el falso amor,
del amor generoso, el verdadero.
No sé nunca si te amo, siempre dudo,
o  dudo de tu amor poco sincero.

   Amo a  mi amor, estoy enamorada,
dichosa  me parece tocar cielo,
un cielo que perdura un instante,
el resto padecer, tormentos, miedos.
¿Es así la felicidad soñada?...
Busco y rebusco, parece un misterio.
Nada humano pervive para siempre,
el paraíso aquí no existe, es pasajero.
No hay elixir, ni  néctar, ni ambrosía,
saciantes de mis ansias y mis sueños.
Amar es  implicarme en vida de otro,
dando unidos vida a mutuos anhelos. 
No es vivir en un mundo de quimeras,
en lo humano, con lo malo y lo bueno.
Es confiar que nos llegue cada día,
aquello que conviene, feo o bello
y entregarnos sin egoístas reservas,
para vivir en un común proyecto.
Si fuerte egoísmo asfixia al amor
¿Se puede volver a empezar de nuevo?...
Se puede si el amor toma las riendas,
de la pasión y el enamoramiento.

   Nuestras cotidianas ansias viajeras,
se cansan sin encontrar lo perfecto
de lo cual nos llega sólo el aroma,
para despertar íntimos deseos
que empujan a buscar siguiendo huellas
de ese olor que es enigma placentero.

   Vagando cual pajaritos errantes,
a merced de los fríos, lluvias, vientos,
buscando incansables en este mundo,
el árbol de los frutos siempre frescos.
Es una utopía, no existe ese árbol,
todos los frutos son perecederos.
Indago y exploro sus ricas  esencias
que se me esfuman en un breve tiempo.
¿Acaso no es real lo que he vivido?
¿No son verdad mis nobles sentimientos?

    Dejando a un lado sueños, fantasías,
con ahínco a la realidad yo me aferro.
No es estéril esta búsqueda ansiosa,
aprendí, que  en  vida, nada es eterno. 
Ese enigma veremos aclarado,
cuando nos llegue el verdadero cielo.