Regalar nuestros dones

   Llegan los aires preñados
de olor a flores, muy bueno,
cerca habrá un lindo  jardín 
cultivado con esmero,
donde  prodigiosas flores,
donan su perfume al viento.
Ha trabajado aquí mucho,
este noble jardinero
que comenta con gran gozo 
como todo cuesta esfuerzo,
pero que vale la pena,
perfumar el mundo entero.

   Las flores nos dan regalos,
aroma y colores bellos,
bellas formas y texturas,
ellas donan como obsequio.
Alguien las ha cultivado 
y cuidado con desvelos.
La sabia naturaleza
a cada cual da su premio.
El sol con luz y calor,
logra que todo sea espléndido.
La madre tierra y el agua,
ponen con agrado el resto.

   Este orden y armonía,
nos aporta estos obsequios.
El Creador así lo quiso
cuando creó el universo.
A cada uno dio dones,
el amor es el primero
para entregar generosos,
lo que somos y tenemos,
igual que  bonitas flores
que son el mejor ejemplo.

   En el jardín de la vida
no todo es hermoso, bello,
crecen ortigas, cizaña,
maleza que ahoga lo bueno,
por eso hay que limpiar,
con un delicado esmero,
protegiendo bien las plantas
que elegimos y queremos.
Las regamos, las mimamos,
su belleza es nuestro premio.

    Debemos ser cual las flores,
dar todo lo que tenemos
para que otros disfruten
ese aroma suave o intenso
que llevamos en el alma
y hemos de dar como obsequio
a quien vive en este mundo,
mundo de ellos y nuestro.
Soltar en la huella aroma,
perfumar estos senderos,
con gestos nobles, alegres,
con un sonreír muy tierno.
Dejar que fluya el amor,
amor regalado  al viento
junto con otros mil dones
que cultivamos por dentro.
Tal vez alguien necesite
del  aire, caricias, besos.
Si tu pusiste el amor,
el regalo ya es completo.
Eres cual la hermosa flor
que se da toda en obsequio.