Abuelos y nietos

  La abuela es como  las flores,
Delicada, amable, tierna,
-por  el tiempo, ya marchitas-
como ellas deja en sus huellas,
un aroma exquisito
que a su lado,embelesa.
Tiene firmeza de roca
y de roble, fortaleza.
Perenne y dulce sonrisa,
mano temblorosa y férrea,
mas, envolverla procura
en suave guante de seda.
Es todo bondad y amor,
contagia a quien se acerca.
Esto opinan las personas
que tienen cerca a una abuela.
Hago suyo al abuelo,
todo lo que digo de ella.

   Como es doblemente madre,
para serlo, está dispuesta.
A veces es viejecita
y se pone muy enferma,
como entonces no se mueve,
en sus silencios, sí reza.
Reza por sus nietecitos
que para eso es su abuela.
Reza por todos los niños,
pide , su ángel los proteja.
Reza, sabe lo poco que puede
porque apenas tiene fuerza
y encomienda al Señor,
a quienes ama de veras. 

   Me he puesto a considerar,
el ambiente que rodea.
Se evitarían muchos males,
escuchando a las abuelas,
porque además del amor,
tienen mucha experiencia
y porque conocen bien,
lo débil de la materia.

   Cultiva hermosos jardines, 
donde sus retoños juegan,
no planta rosales bellos,
ni sus pétalos cosecha 
para poner a sus pies,
una alfombra tan selecta.
Cuida las preciosas flores, 
-la rosa su predilecta,
tiene aroma, tiene espinas 
y pétalos colorea,-
como intentando  ofrecer,
todo lo hermoso que pueda.
Las rosas cual nuestras vidas,
lindo símbolo y emblema. 

   Dicen ellas que los niños, 
son candor, son  inocencia.
Son un reclamo de amor
y generosa paciencia.
Son un regalo de Dios,
el culmen de la belleza.
Son maestros del amor,
porque al buen amar, enseñan.
Son misterio, son obsequio
a esta naturaleza.
Son poesía en movimiento,
todo en ellos es poema.
Son sonrisas del Creador,
para mitigar las penas.
Son lo mejor de este mundo,
palabra de honor, de abuela. 

   Privilegio es contemplar
las amorosas escenas,
de los abuelos y nietos
y el cariño que se expresan. 
Parece  escuela de amor,
del buen amor, bella escuela.
Sembremos en derredor,
el amor que ellos enseñan.