Árboles floridos


     Hasta el aire huele a flores,
la primavera ha venido
con sus galas más hermosas
coloreadas a capricho. 
Observo esos campos yermos,
quemados por hielo y frío,
que pasado el mes de marzo,
parecen jardín florido.

    Así ocurre en nuestras vidas,
tras momentos doloridos,
llegan las horas hermosas,
con rosas en el camino. 
Con las rosas las espinas,
en ese rosal bonito.

   Mientras el mundo sea mundo,
sin caer en pesimismos,
habrá espinas con las rosas,
hasta legar al destino,
enigmático lugar,
en  senderos de infinito,
rumbo a  la meta soñada,
donde hallaremos cobijo, 
y una agradable acogida
pues nos espera un amigo,
con un  gran amor  de Padre
que va al encuentro del hijo. 

   Las rosas tienen espinas, 
regalos que van unidos.
Hemos de aceptar los dos,
por nuestro bien han venido.
La primavera trae rosas, 
el invierno, nieve y frío,
el caluroso verano, 
prepara un otoño lindo. 
Escuela de amor, ejemplo,
nos da el año con sus ciclos.
Da fruto en otoño el árbol
que estaba en abril florido
y que dio el calor verano,
madurando frutos ricos. 

   Seamos en las tristezas,
como ese árbol florido
que si le dan fuertes golpes, 
pétalos da con cariño
y si le azotan los vientos, 
regala aroma exquisito.