Respuesta enigmática


   ¡Qué pena dan esas tierras
que observamos a lo lejos,
sin árboles y sin vida,
son de la muerte reflejo.

   Campo estéril y quemado,
campo desértico y yermo.
Esas nubes pasajeras,
no dejan lluvia, estás seco. 
No brotan plantas ni flores,
sin agua y con fríos gélidos,
las semillas se han secado,
parece un duro desierto. 

   Metáfora elocuente
me sugieren los momentos.
Mi espíritu está sin luz,
mi espíritu está sin riego.
Vivo ausente  de mi misma
por perdidos derroteros,
caminos oscurecidos,
con escabrosos senderos.
Así estas noches tan negras,
quitan brillo a los luceros.

   Busco una luz que me guíe
a pesar del crudo invierno. 
Nadie me presta su antorcha,
vuelvo la mirada al cielo.
"PEDID Y RECIBIRÉIS"...
¡Es mi esperanza y consuelo!
¿Por que no he pedido  antes?...
¿Cómo puedo estar tan ciego?...
Son preguntas que me hago
pues ni  yo misma lo entiendo.

   Dejo que pase un instante
que lleguen otros momentos
y me retiro rogando,
pidiendo a DIOS en silencio. 
La respuesta es sigilosa,
todo en DIOS es un misterio. 
Espero con ansiedad,
tal vez escuche algún eco. 

   Se desató una tormenta,
rayos, relámpagos, truenos.
No espero así mi respuesta,
esto son cosas del tiempo. 
Me enviará paz interior
que me renueve por dentro.
Vendrá como brisa suave
que acaricia y no da miedo. 

   Sigo y sigo esperando,
muy silente y en silencio.
Mas arrecia la tormenta
y abre una ventana el viento
que con fuerza huracanada,
tira libros por el suelo. 
Al recogerlos encuentro,
entre ellos los Evangelios.

   Aquí tengo la respuesta,
respuesta  que tanto anhelo.
Buscaré sin ansiedad,
quiero encontrar el remedio.
Sus palabras tienen luz
que iluminan los senderos 
que siguen siendo escabrosos,
mas va conmigo el MAESTRO.
Sigo y seguiré soñando,
pero ya no tengo miedo.
Continúo en ruta difícil,
pero se que llega al cielo.